viernes, 12 de abril de 2013

Mujer




Mujer

Tiene, mujer, tu espíritu
constancia y sacrificio como vida,
y toda tú, la luna como abrigo.
Tienes en la voraz razón la herida,
y en la batalla diaria, tu castigo.
Es tu sangre de hielo,
portadora del fuego en tus entrañas.
Tus manos son guadañas;
y siega los depósitos del cielo
tu primigenio vientre,
único paradigma del futuro,
del amor incondicional y puro,
de la abnegada entrega
plena, siempre en constante ebullición,
mezclando raciocinio e intuición.
Y una sola pregunta:
¿cuándo habrá de llegar, serena y firme,
la ansiada libertad a redimirme?


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Perdóname, mujer


Perdóname, mujer,
el más ferviente anhelo,
el único motivo para ser,
de este hombre miserable.
Tú formas la razón de mi existencia.
Si soy en ocasiones detestable,
ajeno a los dictados de conciencia,
es exclusivamente por la historia
escrita por el hombre
que dicta la ilusión en la memoria.
Ignoro si merezco remisión,
no solo son palabras
vacías, las escribe el corazón
atormentado, vano
y cobarde, vencido por la herida
que le causa la ofensa de su mano
alzada contra el alma de la vida.
No merezco perdón, pero lo pido.


lunes, 1 de abril de 2013

Castigo

Tiene en el miedo el demonio su fuerza;
tiene en el fuego el demonio el tesón;
tiene el demonio el calor que refuerza
todas las cosas que son sinrazón.

Tiene mi pecho el demonio escondido;
tiene mi espíritu ardor que no calma
porque maldije el amor requerido.
Tiene el demonio completa mi alma.

Tiene el castigo razón en su empeño
porque la muerta lo fue por mi mano.
Tiene el Eterno fruncido su ceño
pues blasfemé como vil cortesano.

Tiene en la Estigia Caronte su bote
para llevarme al demonio de dote.