viernes, 27 de enero de 2017

Vida

Es sereno el camino hacia el lento futuro,
lo es también el que llega del recuerdo pasado;
y es agreste el presente, abismal e inseguro,
axiomático, eterno, infernal, despiadado,

inestable y secreto, pasajero e inerte,
irascible, iracundo, predecible e impávido,
donde nada sucede, ni siquiera la muerte,
y radica su esencia en las ansias del ávido.

Crudamente nos muestra que es la vida el enigma
que sostiene en el cosmos los inicios arcanos
de la vacua esperanza, como lóbrego estigma;

porque somos la nada. Los senderos lejanos
solo son sensaciones y el letal paradigma
de ese ser o no ser que nos hace mundanos.


Neón

Neón
El neón es un gas atmosférico y raro,
pero químicamente es un gas diferente,
porque físicamente no se expande en la mente,
me lo dijo un docente consagrado y preclaro.
El neón es un gas atmosférico y caro.
Embellece la luz en la noche silente
con el brillo, el color y el vigor, del Naciente,
e ilumina el aroma con inerte descaro.
El neón es el gas de los ímpetus rotos,
donde yacen ocultos los amores perdidos,
y el pecado mortal de los hombres devotos.
El neón es el gas de los sextos sentidos,
un remanso fugaz en un mar de alborotos,
un mensaje de amor en destinos heridos.