sábado, 22 de junio de 2013

Yo


Yo soy lo opuesto al caballero andante;
la piedra de una fría catedral;
un mísero consuelo agonizante;
los restos de pasión del animal;

la brisa inconsistente de un señuelo
que purga con el fuego su dolor;
las lágrimas que enjugan el pañuelo
con restos alevosos de un amor;

el agua de un océano rabioso
que azota su inclemencia por la vida
en el acantilado de una herida
a causa de su espíritu celoso.

Soy la euforia del grito entre la bruma;
el sargazo perdido en la marea
y calafateado en pez y brea
que pierde su conciencia entre la espuma.

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