jueves, 26 de diciembre de 2013

Orfeo

Qué triste y lastimero canto, Orfeo,
tu llanto por Eurídice, tan bella,
hermosa ninfa, trágica doncella
que infunde la pasión en Aristeo.

Vestida de esponsales en su huida
pisó sin pretender la odiosa sierpe,
el tósigo inyectó y como un herpe
el veneno segó su corta vida.

Ya tu lira enternece al mismo Hades.
Del Tártaro permite que ella ascienda,
pero al mirarla rompes la prebenda
y la pierden divinas voluntades.

Tuvo ella las virtudes de Afrodita
y a la postre por ellas fue maldita.
Es ahora en tu recuerdo, en la desgracia,
cuando danzan los árboles en Tracia.

Nereidas

Dedicadme, Nereidas, que, al amparo
de Peneo, nadais con la soltura
de los peces en gotas de amargura,
vuestro plácido himno sin reparo,

vuestro cándido verso. Y sea el descaro
de sonrisas el curso en la espesura
del Olimpo que aplaque con ternura
el estruendo impertérrito y avaro

de la égida; y múdese el destino
ante el grácil mohín de la caricia.
Y miradme en los ojos que gobierno

para así evitar el desatino
de luchar contra el dios de la injusticia
y morir en los brazos de lo eterno.

Los ojos de María (desde Lope)

Tienes, Señor, que la ansiedad me curas,
un interés sublime, Jesús mío,
en darle libertad a mi albedrío
y en soltarle al amor las ataduras.

Tienen tanto candor las almas puras
como tanta virtud contiene el río
que traslada las vidas desde el frío
al eterno confín de las venturas.

Ante el Portal, mi fe se debatía
entre el dardo fugaz de cerbatana
y la llaga letal de la alegría.

Un regocijo añil de luz ufana
en los ojos celestes de María
me dijo: “¡ven, no esperes el mañana!



Epopeya gongoriana

Ya no hay en Circe engaño,
sí premura en el nombre del deseo;
no hay cera, solo apaño
de cabos hasta Escila.
¡Si tuviera la astucia de Odiseo,
la esperanza del manto que se hila
y abrazara la audacia en mi camino,
de Tiresias oiría los augurios!
Y así, aún ocultos los espurios
de mi ira al desatino
en infiernos o en fosas abisales,
aislados del amparo de inmortales,
morirían a manos del valor
sufriendo de Melantio el estertor.