Inexorable vida
es tu destino
final emparejarte
con la muerte.
Tras tu
peregrinaje por la suerte,
eludiendo las
piedras de un camino
efímero y
eterno, libertino,
es hora ya de
irse. Se despierte
de ese sueño
el mustio cuerpo inerte,
encamine su
esfuerzo al desatino
ante el frágil
espejo que fustiga
la razón
con el látigo punzante
de la vejez
desnuda, pues los años
préteritos
provocan la fatiga
-carrera
infernal-. En ese instante
fatídico
remiten nuestros daños.
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