lunes, 2 de septiembre de 2013

Haití

Con paletas de espuma,
un pincel de sargazos
perfila el litoral de tonos ocres
y le dibuja el rostro con la bruma;
entinta de azafrán con sus brochazos
los sienas en los médanos de arena;
difumina los verdes de esperanza
con los matices rojos
de la sangre; sus lágrimas de pena
tatúan del añil de la bonanza
un ébano de vidas
que sufren la inclemencia de su estirpe
y lavan sus heridas
con el amargo légamo del llanto.
La mar es el bosquejo
que conforma el retrato del espanto
en la tierra olvidada por la suerte
donde solo se vive tras la muerte.



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