jueves, 2 de junio de 2011

Ultrajando el amor

Azotas la ilusión,
infame látigo,
restallando en las manos de un villano
que golpea su fracaso en el amor.

Como un maldito dios,
rompes el lazo
que anuda nuestros actos
a la razón.

¡Qué sencillo es sentir la ira
y qué fácil aliarse con el odio!
Esclavos somos del oprobio
en las manos de la insidia.

¿Es valentía
el denunciar la acción abyecta,
o es acaso un deber de la concienia?
¿Qué valor tiene una vida?

¡Qué frágil es el inocente!
¡Qué cobarde el espíritu
que dedica su ímpetu
a ultrajar la pureza hasta la muerte!

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