jueves, 26 de diciembre de 2013

Orfeo

Qué triste y lastimero canto, Orfeo,
tu llanto por Eurídice, tan bella,
hermosa ninfa, trágica doncella
que infunde la pasión en Aristeo.

Vestida de esponsales en su huida
pisó sin pretender la odiosa sierpe,
el tósigo inyectó y como un herpe
el veneno segó su corta vida.

Ya tu lira enternece al mismo Hades.
Del Tártaro permite que ella ascienda,
pero al mirarla rompes la prebenda
y la pierden divinas voluntades.

Tuvo ella las virtudes de Afrodita
y a la postre por ellas fue maldita.
Es ahora en tu recuerdo, en la desgracia,
cuando danzan los árboles en Tracia.

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