domingo, 2 de septiembre de 2012

Carpe diem


Non fui non sum non curo, carpe diem.
Para qué preocuparme yo de aquello
que de las manos huye en un destello
y no tiene cabida en un harem.

Ante todo problema digo: “ejem,
¿por qué debo agobiarme yo por ello,
ya que solo me importa el sexo bello,
la comida y seguir la vida ad rem?”

En todos los pecados de este mundo
la conducta correcta viene implícita,
ya que siempre es cómplice la duda

-sabemos que no existe el sí rotundo-,
porque toda pasión en vida es lícita
y jamás la verdad está desnuda.

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