
Cuando es nuestro vivir melancolía,
pues nos falta el amor, la vida es nada,
humo que asciende, lúgubre morada;
un valle de penumbra y de agonía.
Inminente el crepúsculo del día,
nos llega la tristeza inesperada,
nostalgia de una vida caducada,
que silente se lleva la alegría,
Y como todo pasa en un instante
y decidida está la humana suerte,
aceptamos que nada es importante.
Acaso nuestro instinto, otrora fuerte,
se rinde, llora y gime suplicante,
evocando el amor ante la muerte.
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