
Lóbrego es el convento del cautivo;
el retiro forzoso del amante
que pierde su esperanza en el instante
fugaz en que la Parca, sin motivo,
se lleva para siempre el compasivo
verbo, confortador, vivificante,
a su exclusivo amor, con fulminante
anhelo, en un deseo vengativo.
Vacío porvenir y negra vida
le queda al solitario trovador
cuando el destino cruel clava su daga
y penetra en el pecho y de la herida
mana en cascada el flujo de un dolor
que le deja en el alma eterna llaga.
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