La mar es blanca espuma por la brisa
y leal será tu lengua ya en mi boca;
ardiente como el fuego de tu risa,
que aguanta los embates como roca.
Y quisiera decirte, ya sin prisa,
que es tu cuerpo el aroma que me invoca,
nostalgia de una dulce piel tan lisa
que mi sentido excita y aún provoca.
Como azotan las olas a la costa,
lamiéndola con todos sus deseos,
penetrando su zona mas angosta,
me acarician tus trinos y gorjeos;
susurros de un océano impetuoso,
un huracán que sopla proceloso.
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